jueves, 13 de septiembre de 2007
BIOCOMBUSTIBLES
Una vez que ya hemos demostrado que la desesperación arde (en forma de inmigrante rumano), ¿habría algún voluntario para comprobar si la mentira, la deslealtad, la traición, el robo, la injusticia, la desigualdad, la indolencia y la explotación son también buenos "biocombustibles"?
martes, 26 de junio de 2007
ARGUMENTOS EMBOSCADA
Dice el titular: "La pobreza obliga a trabajar a 218 millones de niños en el mundo. Los expertos aceptan el trabajo infantil, pero creen que debe ser compatible con la escuela". Y para ilustrar la noticia aparece la fotografía de una niña de Perú con un azadón en la mano más grande que ella.
Si quieren un ejemplo de hipocresía intelectual ahí lo tienen, y si quieren un ejemplo "glorioso" de argumento emboscada (aquel que se presenta bajo la disyuntiva de elegir entre lo malo y lo peor) ahí lo tienen también. ¿Quieren más ejemplos?, tomen nota:
- ¿será mejor que trabajen a qué pasen hambre, no?
- ¿será mejor que despidamos a unos cuantos a que cerremos la fábrica?
- ¿será mejor crear empleo, aunque sea precario, que tener unas cifras millonarias de parados?
- ¿será mejor privatizar las pensiones a que no podamos pagarlas en el futuro?
- ¿será mejor hipotecarnos a estar toda la vida de alquiler? (este no es un buen ejemplo, ahora la adquisición de un piso se ha convertido en un alquiler con derecho a compra)
- ¿será mejor pagar algo cuando voy al médico a que tenga que cerrar la Seguridad Social?
- ¿será mejor costear la educación de mis hijos a que se mezclen en la escuela pública con inmigrantes?
- ¿será mejor vivir renunciando a nuestros ideales que morir envueltos en ellos?
La pobreza obliga. A lo único que obliga la pobreza es a pasar hambre. La pobreza no es la causa, es el efecto de las desigualdades. Es la consecuencia lógica de un sistema basado en la explotación. Pero claro, ¿será mejor eso que volver a las cavernas? Pues mire no sé, a lo mejor deberíamos volver a las cavernas y empezar de nuevo.
Si quieren un ejemplo de hipocresía intelectual ahí lo tienen, y si quieren un ejemplo "glorioso" de argumento emboscada (aquel que se presenta bajo la disyuntiva de elegir entre lo malo y lo peor) ahí lo tienen también. ¿Quieren más ejemplos?, tomen nota:
- ¿será mejor que trabajen a qué pasen hambre, no?
- ¿será mejor que despidamos a unos cuantos a que cerremos la fábrica?
- ¿será mejor crear empleo, aunque sea precario, que tener unas cifras millonarias de parados?
- ¿será mejor privatizar las pensiones a que no podamos pagarlas en el futuro?
- ¿será mejor hipotecarnos a estar toda la vida de alquiler? (este no es un buen ejemplo, ahora la adquisición de un piso se ha convertido en un alquiler con derecho a compra)
- ¿será mejor pagar algo cuando voy al médico a que tenga que cerrar la Seguridad Social?
- ¿será mejor costear la educación de mis hijos a que se mezclen en la escuela pública con inmigrantes?
- ¿será mejor vivir renunciando a nuestros ideales que morir envueltos en ellos?
La pobreza obliga. A lo único que obliga la pobreza es a pasar hambre. La pobreza no es la causa, es el efecto de las desigualdades. Es la consecuencia lógica de un sistema basado en la explotación. Pero claro, ¿será mejor eso que volver a las cavernas? Pues mire no sé, a lo mejor deberíamos volver a las cavernas y empezar de nuevo.
EL CIELO
Lo que miles de millones de personas necesitan es que alguien les confirme que el cielo existe, porque de la palpable eternidad del infierno su propia no-vida es el más incuestionable notario.
lunes, 25 de junio de 2007
NO ME CREO NADA
He ido al psiquiatra, por recomendación del médico de cabecera, y le he contado mi caso:- Dígame, ¿qué le pasa?- Pues verá, resulta que últimamente no me creo nada de lo que me dicen. Desconfío de todo. Creo que la verdad está en lo que nos ocultan.- Póngame algún ejemplo, por favor.- Dicen que Bush exige a Israel una retirada inmediata de las ciudades palestinas, pero lo que realmente creo es que Bush le ha dicho a los palestinos que no enfaden más a Israel y que colaboren (ya sabe, como en las películas americanas, cuando dos policias interrogan a un detenido y uno de ellos se pone muy violento y le pega y le dice que le va a matar si no habla, y entonces el otro le hace salir fuera de la sala y se hace el amiguete del preso y le ofrece café y le dice que es mejor que hable si no quiere quedarse a solas con su compañero).Dicen que existe un eje del mal que nos persigue y del que hay que liberarse, pero lo que yo creo es que se está fabricando un nuevo enemigo para justificar esta Operación Triunfo del capitalismo globalizante.Creo que se inauguran parques temáticos como se inauguran conflictos temáticos, y todo con un único objetivo, luchar contra el verdadero terrorismo de nuestra militarización (perdón, quería decir civilización), el aburrimiento económico y social. El mundo se divide así entre Piolines y Silvestres, y hay que tomar partido si no quieres quedarte comiendo zanahorias transgénicas como Bugs Bunny.Y creo doctor, que la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento no se va a preocupar de cómo hacer viable el logro de la prolongación de la vida, sino de cómo hacerlo inviable. Quieren acabar con los viejos y sus insoportables gastos.¿Usted cree que es grave, doctor?- ¿Lo de los viejos?- No hombre, lo mío.- Yo diría que tiene los días contados.- Lo ve doctor, usted me está diciendo que me muero y yo en cambio creo que lo que realmente me quiere decir es que me tome un lexatín (desayuno, comida y cena) y que pronto notaré la mejoría.- Pues eso.- Pues adiós.
LA CONSTITUCIÓN
Al comienzo de la película “Los hermanos Marx en el Oeste”, Groucho, que quiere comprar un billete de tren, le dice al taquillero mientras le suelta unas monedas: “no lo cuente que es peor”. Pero el taquillero lo cuenta y le reclama lo que falta, y entonces Groucho contesta: “le dije que no lo contara”.Pues bien, con la Constitución se debería hacer lo mismo (si no es lo que se hace ya). Se tendrían que repartir ejemplares en los colegios, advirtiendo encarecidamente a los niños que por favor no la lean, y así impedir conversaciones marxianas:- pero profe, éste artículo no se cumple- Manolito, ya te dije que no la leyeras.¿Por qué preocupan tanto los cambios en la Constitución si ya nadie quiere convertirla en el programa político de su partido?Yo propongo un cambio, para adecuarla a los nuevos tiempos, en los artículos donde dice “todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna, educación, sanidad y trabajo”, añadir por delante la partícula “no”.Posdata: ¿Qué tiene más legitimidad democrática, un 25% de votos en Venezuela o un 50% en Estados Unidos (a pesar de la utilización del terror, la guerra y el sistema electoral como mecanismos de ocupación del poder) o un 91% en Kazajistán?
LA REVOLUCIÓN
Hay veces que la realidad se nos muestra de manera paradójica. Una de las vías con más potencia reveladora es el lenguaje publicitario. Pongamos dos ejemplos:- Una compañía de telefonía nos ofrece llamar por un céntimo de euro al número que nosotros elijamos y “para toda la vida”. Cuando ya nada es para toda la vida (ni amor, ni trabajo, ni electrodomésticos, ni relaciones) la publicidad recrea el mito, juega con él. Supongo que con el tiempo se podrá cambiar de número (o es ahí donde está el truco), porque si no ¿qué número/persona elegir para toda la vida?- Una entidad financiera nos ofrece su nueva hipoteca (a pagar durante 40 años) y la llama “Revolución”.La revolución es ahora traspasar a los herederos no sólo el bien sino también sus deudas. ¡Viva la revolución! (pero que viva cerca, que decía aquel revolucionario poco convencido y harto de caminar). La publicidad llama revolución a lo que es claramente una contrarrevolución. ¿Cómo hacer una revolución ahogados entre hipotecas, créditos personales y contratos precarios? ¿Cómo hacer una revolución, cómo diseñar un horizonte de esperanza si el peso de nuestras pequeñas miserias nos obliga a mirar la punta de nuestros zapatos?Llegará un día en que alguien llamará revolución a volver a pintar dibujos en las paredes de nuestras hipotecadas cuevas.Ahora nos enteramos de que España ha descendido 6 puestos en el Índice de la Competitividad. Entre los factores que lo explican nos dicen que está “el deterioro en la penetración relativa de la telefonía móvil”. En el primer puesto, y desde hace 3 años, está Finlandia. Y del tercero al décimo están el resto de los países nórdicos.Según nos habían dicho la competitividad se veía perjudicada con impuestos elevados, altas prestaciones sociales y un mercado laboral estable, pero esta es precisamente la bandera de los países más competitivos.Vemos como el lenguaje político, al igual que el publicitario (del que es alumno aventajado), utiliza la paradoja como forma de ocultar la realidad.Yo, por lo pronto, y hasta que se aclare definitivamente qué es la competitividad y cómo medirla, utilizaré más mi teléfono móvil (para aumentar su penetración relativa) y voy a elegir como número “para toda la vida” el del banco hipotecario. Me apunto a la Revolución.
PRIVATIZACIÓN
No es sólo la economía lo que se está privatizando. Al mismo tiempo, y puesto que hemos aceptado la subsunción de toda racionalidad al mandato implacable de la ideología economicista liberal, es la vida misma, sus ritmos, sus estructuras espacio-temporales la que se ve sometida a dicha privatización.Esta dinámica, que no podemos decir que sea radicalmente nueva (está en los genes del sistema capitalista), alcanza ahora grandes cotas de visibilidad.La esfera de lo público, de lo común (de aquello que hace comunidad) está siendo sustituida por una red de intereses diversos y diversificados. Pero una comunidad es una multiplicación, y lo que hoy se nos vende como sociedad es tan sólo una suma de preferencias aisladas. No puede ser de otra manera si todo es mediado a través del consumo (consumir es un acto individual, por mucho que nos quiera convencer de lo contrario la publicidad).Hemos pasado de la construcción colectiva de nuestra subjetividad, a una construcción subjetiva de lo colectivo. No es al "nosotros" a quien se dirige la publicidad, es al "yo" indefenso y débil, a quien intimida su mensaje.Pondré unos ejemplos de esa exposición obscena y desvergonzada de la privacidad en los espacios que un día fueron comunes:- Los programas de telerealidad, en donde gente anónima o famosilla, está dispuesta a ser observada día y noche. Y no para mostrarnos habilidades o valores factibles de ser utilizados por el resto de la sociedad, sino para dejarnos ver su intimidad (aunque esté mediatizada). Pero además, esta morbosidad es de doble dirección, puesto que quien observa también es observado. No es mirar en secreto por una rendija, es participar del espectáculo y comentarlo públicamente sin consciencia de cometer ninguna inmoralidad.- Ya es imposible ir en un transporte público (de momento nos han dejado el metro, supongo que por poco tiempo) sin que alguien invada nuestra intimidad y nos haga partícipes de una conversación privada de la que no nos podemos escapar. El teléfono móvil agujerea el tejido social y nos acerca al otro dentro de una red virtual, pero nos aleja del que tenemos a nuestro alrededor (y no soy un luddita).- La moda actual consiste en exteriorizar, hacer visible la ropa interior (el efecto superman). No es necesario romper ninguna barrera para acceder a lo privado, lo privado se nos pone delante de los ojos, nos invita, nos llama, nos convoca con su indisimulada presencia.- Por último, los tatuajes. Donde ya no es posible mostrarnos más, donde la carne no puede hablar más descaradamente, allí se pone una marca, una señal. Nos convertimos en carteles publicitarios, nos anunciamos, nuestro propio cuerpo convertido en soporte y mercancía al mismo tiempo. Nos significamos señalándonos. Por medio del tatuaje o del percing, privatizamos nuestra piel y dirigimos la mirada del otro hacia nuestra intimidad publicitada.
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