miércoles, 9 de diciembre de 2009

IMPRESCINDIBLES

Se dice coloquialmente que nadie es imprescindible. Pero esto no es cierto, al menos como una afirmación absoluta. Todos somos prescindibles e imprescindibles al mismo tiempo. Somos biológicamente prescindibles pero socialmente imprescindibles. Y claro que todo sigue girando, en la historia y en las pequeñas vidas, sin ese individuo. Pero lo que nadie sabe es qué hubiese pasado si él siguiera estando, o más aún, qué hubiese pasado si jamás hubiera estado.
Algo de esto nos quiere mostrar Frank Capra en "Qué bello es vivir", cuando a través del ángel hace que James Stewart vea las consecuencias que su inexistencia habría ocasionado en la vida de aquella ciudad y sus ciudadanos.
En el ámbito de la empresa también se dice esto, para indicar que todos somos sustituibles, piezas intercambiables unas por otras. La empresa puede y debe seguir funcionando se vaya quien se vaya, se quede quien se quede.
¿Pero cómo saber qué hubiese pasado sin la participación de ese o aquel en la dinámica, en la "biografía de la empresa"?
Aquello por lo que se paga a las personas es la parte más prescindible, es aquello por lo que no se le paga, es aquello que no tiene precio lo que es y nos hace imprescindibles.

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