Somos nuestros muertos
estamos hechos de lo que perdemos, de aquellos que ya no están aunque permanezcan en nosotros, un deseo que se prolonga en el tiempo más allá de nuestros sentidos, somos testigos involuntarios del rastro eterno de la muerte, arqueólogos domésticos, coleccionistas de pecios con los que reconstruir una leve señal de que aún estamos siendo
Somos nuestros muertos
somos lo que no vemos, lo que no podemos tocar, ni oler
estamos constituidos por la muerte, la llevamos dentro, y no como una meta ineludible, sino como el origen trascendental del ser
somos una triste paradoja, en nosotros vive aquello/aquellos que están muertos
Somos nuestros muertos
lo llamamos recuerdo, y si lo perdemos, junto a él, perdemos la cordura, una extensa red tejida con frágiles hilos
somos nuestra memoria, pero necesitamos olvidar para poder vivir
Somos nuestros muertos
como esas muñecas rusas, cobijamos dentro de nosotros otras vidas, otras muertes, y hacia fuera, formamos parte de otras vidas, de otras muertes
¿qué es fuera y qué es dentro?
¿qué está dentro y qué está fuera?
¿quiénes somos?
¿soy el que creen ver aquellos que a mí me miran?
Somos nuestros muertos
si estamos construidos por el lenguaje, si conforma nuestras relaciones a través de un cruce infinito de relatos, si nos es dado, incluso genéticamente (1), con una carga histórica de cosmovisiones, es porque estamos hechos de pasado
¿qué es el pasado?
¿qué es el presente?
no existe exilio lingüístico (2), como no existe exilio cósmico, como tampoco existe exilio temporal
estamos presos entre conceptos sagrados de aparente piedra
nombrar es discriminar, poner fronteras
no podemos observar el mundo como un explorador intacto (3) que mira por su microscopio/telescopio porque nosotros formamos parte de ese mundo, no podemos objetivar nuestra mirada
lo otro/los otros están dentro de mí
Somos nuestros muertos
las células madre necesitan otras células, necesitan un paisaje de macromoléculas, los tejidos se influyen entre si (4)
la epigenética trata del ambiente que rodea a los genes, eso explica porqué la clonación no da seres idénticos
menos las neuronas, todas las células se van renovando, de forma que el cuerpo humano tiene una antigüedad de diez años
¿desde qué púlpito de ignorancia y soberbia podemos hablar sobre lo permanente?
nada hay más permanente que la muerte
la vida es una agotadora excedencia
Somos nuestros muertos
y los que vendrán
y los que están siendo muertos
ahora
a nuestro lado
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(1) Chomsky
(2) W. van Orman Quine
(3) Célestin
(4) Günter Fuhr (bioingeniero)
jueves, 5 de junio de 2008
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