martes, 25 de noviembre de 2008

NOS ESTAFAN

Cuando privatizaron las pensiones para aumentar la tarta y nos obligaron a enterrar nuestros ahorros en fondos opacos a largo plazo, nos estafaron.
Cuando dejaron que los precios de la vivienda, como si fueran artículos de lujo y no estuviera reconocido su derecho en las constituciones, aumentaran hasta conseguir hipotecarnos hasta la jubilación, nos estafaron.
Cuando inflaron el valor de las acciones de las empresas, jugando con los intereses y el futuro de sus plantillas, nos estafaron.
Cuando dejaron que los bancos hicieran ingeniería y sacaran de sus cuentas de resultados los créditos concedidos, y convirtieran en activos financieros sus hipotecas, y las cambiaran de nombre, y las pasearan por paraísos fiscales, nos estafaron.
Cuando pagaron a los directivos de las multinacionales sueldos millonarios que estaban en función del valor de las acciones, primando los movimientos especulativos a corto plazo frente a las decisiones estructurales, nos estafaron.
Cuando recortaron las inversiones públicas y redujeron los impuestos, porque el Estado cuanto más pequeño y distraído mejor, nos estafaron.
Cuando privatizaron la sanidad, la educación, la luz, el agua, la sal y la madre que lo parió, porque había que seguir aumentando la tarta, nos estafaron.
Cuando, a través del miedo y su incalculable rentabilidad, nos obligaron a temer a los terroristas, a los inmigrantes, a los parados, a la enfermedad, a la soledad y a la miseria, nos estafaron.
Cuando dejaron caer las bolsas para recoger las ganancias, desestabilizar las economías emergentes (que bonito término) y justificar las inversiones públicas, nos estafaron.
Cuando nos dijeron: "si yo gano tú ganas", nos estafaron. Porque la verdad era otra: "si yo gano tú pierdes, y si yo pierdo tú más".
Cuando los llamados "socialdemócratas" se pelearon por asistir a las reuniones del G-20, y perdieron la oportunidad de refundar la Internacional Socialista, y perdieron la oportunidad histórica de hacer pedagogía política y enseñar a la ciudadanía las perversiones del sistema capitalista, nos estafaron.
Cuando, a pesar del exceso de espacio y para simular que hay libertad de expresión y una puñetera y remota posibilidad de cambiar el mundo, consienten en publicar esta carta en El País, nos están estafando.

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